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viernes, 19 de junio de 2015

EL FRONTAL EN LA FRENTE PRODUCE ESGUINCES Y FATIGA VISUAL (9-9-2014)


En teoría, el frontal, es un buen invento para las carreras nocturnas:



Foco y ángulo regulable, sujeción cómoda en la cabeza, luz trasera incorporada, distintas intensidades y funciones para ahorrar batería, varias posibilidades de tamaño de baterías... pero aún, hay problemas sin resolver.
 

PUNTOS A FAVOR:

1. Se coloca una fuente de luz justo en la vertical donde miran los ojos, y funciona a la velocidad de la luz, o sea, a 304.000 km/segundo, por lo que, miremos donde miremos, siempre estará iluminado. Cualquier giro de la cabeza, (y de los ojos), siempre irá acompañado, «ipso facto», de iluminación hacia ese punto. De nada nos serviría iluminar a un sitio cuando nuestros ojos están mirando para otro que se encuentra a oscuras.

2. Deja las manos libres. Esto permite tener ambas palmas desocupadas para muchísimas cosas:

          - Bracear correctamente.
          - Agarrarnos a rocas, ramas o troncos para evitar caídas.
          - Sujetar los bastones, que de otro modo sería imposible.
          - Sujetar cualquier otro objeto, como un bote, un móvil o una brújula.



El frontal clásico, colocado en la frente, como su nombre indica. Pero hay que cambiar algo.


PUNTOS EN CONTRA:

1. La columna de iluminación desde nuestra cabeza al suelo es más grande, por lo que las partículas en suspensión iluminadas es mayor, y estas partículas, una vez iluminadas, se convierten en opacas, con lo que a mayor columna de iluminación de partículas en suspensión, menor calidad de la visión. Por tanto, en condiciones de mucho polvo, lluvia, niebla, nieve, etc... el frontal en la cabeza reduce su visión de un 50 a un 70 %. Si tenemos el foco de luz en la mano, el cono de iluminación es menor, por lo que se introducen menos partículas en suspensión dentro de él y la calidad de la iluminación del suelo y del relieve aumenta.



El cono de luz es muy grande y alto y se llena de particulas en suspensión iluminadas, con la que la calidad de la visión disminuye a veces más del 50 %.



2. La visión del relieve que da el frontal en la frente es la de una imagen en 2 dimensiones, prácticamente sin sombras, por lo que no podemos apreciar la profundidad. Esto hace que el pie no pueda tener seguridad de la cercanía/lejanía del suelo con respecto a la pisada anterior, lo que puede producir un esguince por inconcreción del relieve.


Si disponemos del foco de luz en la mano, dispondremos, además de un ángulo de visión diferente al de visión que nos detecta el relieve, de una posibilidad de movimiento, que no tiene la cabeza, lo que nos dará una generación de imágenes en estereoscopía en fracciones de segundo, que no pueden ser apreciadas -a priori- conscientemente por el ojo, por lo que cada piedra, hoyo o irregularidad, se nos muestra en 3 dimensiones, dando una visión perfecta del terreno que tenemos en los 3 metros por delante de nuestros pies. Los esguinces y sorpresas en los apoyos se hacen nulos, y la seguridad en nuestro avance y en la elección del piso adecuado a nuestra marcha, total.



La opción de llevar el foco de luz en el pecho, resuelve tres problemas: reducimos el cono de luz con las partículas en suspensión, detecta el relieve real y nos deja las manos libres, pero genera otro muy importante, no ilumina hacia donde miran en cada instante los ojos, sino a donde se encuentra el pecho, por lo que no es muy sensible a nuestras órdenes.


No es buena opción el cambio de la luz de la frente al pecho, puesto que el pecho no mira donde nuestros ojos y tiene una movilidad 10 veces menor que nuestro cuello. Además no nos permite direccionar la luz hacia ramas altas, zarzas colgantes, objetos perdidos, otras opciones de trazado, etc. Disponemos de una luz que sólo sirve para el avance estándar, y que no nos da flexibilidad ninguna.


No hay ninguna orden cerebral que permita al tronco oscilar 10 veces por segundo para obtener la visión estereoscópica que nos dan las manos. El tronco es torpe, incluso 10 veces más que la frente, y 100 veces más que la mano.

 
3. Es posible la sustitución del frontal en la frente por 1 ó 2 focos de luz, (uno en cada mano), que nos permitan incrementar directamente la visión estereoscópica en 3 dimensiones, a la vez que la oscilación del ángulo de iluminación de las manos nos permite detectar irregularidades imposibles de ver con el frontal en la frente o el pecho.

El uso de dos focos de luz, uno en cada mano, anula, en principio, la posibilidad de usar bastones, siendo en ese caso, buena idea, el retornar, al menos, un foco de luz a la frente o al pecho, y el otro, anularlo, o llevarlo como adicional, al estar la mano que lo lleve, más pendiente del apoyo del bastón que de la detección de irregularidades mediante el barrido luminoso. 

Esto, permite también determinar el momento en el que vamos a intensificar nuestra visión en 3D, combinada con o sin bastones:

     -Pista, llano, subida lenta y senderos sin dificultad técnica ninguna, con buena visibilidad, sin niebla, sin polvo en suspensión, sin lluvia: Frontal en la frente, o mucho mejor: en el pecho. Uso de los bastones opcional.

     -Sendero en bajada o con dificultad técnica media, Polvo en suspensión generado por los corredores anteriores, Niebla, Txirimiri...: Frontal en una mano, bastones guardados (si se va con ellos). Si en el sendero hay barro y los bastones son imprescindibles, la opción en el pecho es buena.

     -Terreno muy técnico, tipo lapiaz, kárstico, muy erosionado, muchas piedras irregulares, mucha oscuridad, mucho polvo, niebla, lluvia: 2 focos de luz, uno en cada mano, y bastones guardados (si se va con ellos).


Si en lugar de llevar la luz en el pecho, llevamos 2 focos en las manos, la obtención del relieve que pisamos es total y se generan montajes en 3D subliminales para nuestra vista, pero que el cerebro procesa perfectamente.

 
4. Dado el peso de las baterías, sería necesario trasladarlas a un cinturón o riñonera, del que salieran dos cables para que en las manos sólo estuviera el foco de luz, de modo que aún con él en la mano, también fuera posible el braceo... 

Lo ideal, sería, crear un guante, tipo ciclista, que tuviese un receptáculo para recoger el foco luminoso en el envés de la mano, lo que dejaría los dedos y la palma de la mano libres para apoyarlos en el suelo o coger cualquier objeto, incluido los bastones, con lo cuál todo serían ventajas, y ningún inconveniente.



Propuesta de luz incorporada sobre el envés de la mano, en un guante de invierno. Tal vez, la mano no tenga ojos, pero la conexión "cerebro-manos" es de las más desarrolladas de nuestro cuerpo, y la que nos ha hecho evolucionar tan rápidamente de todo el tronco animal desde que somos bípedos. Si las manos "ven", en el mismo momento, está "viendo y procesando" la imagen nuestro cerebro.


Claro, que esta propuesta, aún no se ha popularizado, y ese modo de iluminación, aún no está lo suficientemente al alcance de todos los runners, y sobre todo, de los night-trail-runners. Por ello, tendremos, durante un tiempo, que quitarnos el frontal de la frente, y sujetarlo junto con las baterías en nuestra mano derecha. Y si queremos más visión estereoscópica, coger otro con la otra mano. Nuestros tobillos y nuestros ojos, nos lo van a agradecer...

No hay nada más desagradable para nuestros ojos, que estar toda una noche intentando ver, cuando la columna de partículas en suspensión nos impide ver nítido y cuando el círculo en dos dimensiones y sin sombras, no nos da una expresión real del terreno que vamos a pisar, y vamos a estar experimentando continuamente con nuestros apoyos, aparte del desgaste visual por el sobreesfuerzo, sorpresa tras sorpresa, o esguince tras esguince, o en el peor de los casos, caídas.

Merece la pena comprobarlo, y tomar medidas urgentes.

JUANMA PEDROSA.


Esta es la idea. Un foco potente de luz que nos salga del envés de la mano, y sólo transportar el foco, no las baterías, que deben estar donde no molesten el movimiento del brazo o ser muy ligeras.


Esta es la idea más "chapucilla". Si llevamos baterías antiguas y pesadas detrás del foco, estamos perjudicando el movimiento de la mano, aunque, de esta manera, es fácil liberarse del foco cuando no sea necesario y mantener la libertad de la mano para agarrar otros objetos.

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