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lunes, 22 de junio de 2015

KRÓNIKA DE BANDOLEROS... "LA KORTA"... ¡¡¡Y UNA MIER...!!!! (14-3-2015)


Nervios...  desde  una semana  antes.  No sé lo que es un Ultra.  Lo que conozco con esa palabra, es un gran disco de mi grupo favorito: «Depêche  Mode». 

Nos vamos el sábado de viaje y no sé lo que me viene encima... Miro  a un lado: mi familia... Miro para otro lado: mis amigos... Y en la cabeza, consejos de todo tipo: «Vas  a sufrir»; «No te sientes en los avituallamientos»; «Llévate  los bastones»; «No dejes de beber y comer», etc...



En la llegada a El Boske, kon todo el sol en lo alto y kon muchos Km aún por delante.



Empezamos,  y a poco desde la salida un «¡¡¡Cojones, vaya cuesta!!!»... y a mi ritmo, disfruto.  Cuando  ya llevamos  7 km, empezamos  a subir hacia El Bosque... hasta el Km 13 y me veo solo; pero cuando estoy para irme del avituallamiento, veo a una kabra estupenda: mi Alo.  Me dice que me vaya..., pero «y ¿dónde voy yo sin ella?». Come ella algo y nos vamos juntos. A los pocos metros, me pide que no la espere y que siga solo...  Pues vamos un rato y me veo a Eva: que me dice: «¡que siga!»,  y veo a lo lejos alguna kabra más.  Al poco rato, Eva se recompone y me dice que no me detenga.



Lo más importante era superar el primer korte, en el puerto del Boyar, Km. 20.1 y luego, llegar a Villaluenga de día. Lo primero, ya estaba konseguido.


Siguiente punto a subir, el Boyar... ¡¡Qué bonito!! y ¡¡qué jodido!!... Pero en el punto de encuentro estaban de nuevo más amigos: Rafa, Esther, Esteban.  Reponemos fuerzas  y antes de salir de nuevo, mi Alo. ¡Qué grande!  La espero, y salimos de nuevo juntos.  Y ¡madre mía!... ¡Ahí empieza la carrera! 13 km más para llegar a Villaluenga del Rosario   antes  de las 22:18 horas.




Tener un equipo de asistencia propio formado por dos mujeres komo Pepi y Nuria, es tener unos boxes de lujo,  para reponer energías de todo tipo. ¡¡Así da gusto!! Y no dan nunka ganas de abandonar, máxime si sabes ke te las vas a enkontrar en kada avituallamiento.


Vamos  para arriba y cada vez me veo mejor. Así Alo, se vuelve a quedar y me pide que no la espere: que va bien, y poco a poco se van haciendo los km. Subimos el Simancón  y queda llegar al punto de control.  Al ver el pueblo, se hace la noche, y la bajada aún más peligrosa hasta el pueblo.  Ahí, decido que cuando llegue al Km 33,7 he cumplido con lo esperado...

Me esperaba la familia, me retiraría y me iría con ellos a disfrutar.  En ese descenso, me quedo sin ganas de seguir y pierdo mucho tiempo para llegar. Rafa y familia me aconsejan que siga: «¡Que lo duro está hecho!».  Dos kabras más en ese punto, como José (neutro) y Antonio Muriel y con  el gran "achuchón" de Rafa, me hacen cambiar de idea.  Me despido de la familia y amigos, y me enfrento a la segunda parte sin saber nada de mi amiga Alo.



La entrada en meta, en solitario, da, para ke, durante un minuto, o unos instantes, seas el protagonista absoluto de la prueba, arrankes los aplausos de todo el personal y seas entrevistado komo el gran héroe ke eres, por haber sufrido toda la ruta, sin darte la más mínima tregua psikológika hasta ke kruzas esa ansiada meta.



Salimos los tres, sin saber lo que nos quedaba subir en el puerto del Correo, la otra cara del Boyar, y con tiempo suficiente para terminar.  No pudimos correr de nuevo, pero íbamos a un buen ritmo y sin parar, y descendimos a Grazalema. En ese punto, don José, no pudo más y nos dejó.



Juan y Antonio Moriel, mordiendo la medalla de la prueba,  ke por fortuna, no es de chokolate, sino de algo tan duro komo la Sierra de Grazalema. Difícil de roer, pero las kabras tenemos buena dentadura, y kasi todos, hemos podido kon ella.



Horas por delante, y yo y Antonio, malo de la cintura, teníamos  que llegar, poco  a poco... Y con esa gran compañía llegamos enteros a meta, con tiempo de sobra.



Jesús, muy orgulloso del diploma de su padre. Ya tiene una prueba dura ke superar en su vida. Su padre, se unió a las kabras, superó trail kortitos, una media de Kórdoba, una maratón de Sevilla, y ahora un ultratrail de 73 km con 6100 m de desnivel akumulado por la Sierra de Grazalema. Y todo eso, llevando una pekeña mochila encima, que aún no ha sido kapaz de poner en desbandada. Pero le ha echado, un par de kojones... Así ke, fíjate bien, Jesús...


La satisfacción de conocer a una gran persona, disfrutar de la noche, saber que se puede 
-colaborando con todos-, conseguir cualquier meta, NO tiene precio... Hoy, días después, me doy cuenta que con gente tan grande alrededor, se puede ir a donde nunca habría pensado que se podría ir en mi vida.



Prueba superada. Nuestra profunda enhorabuena Juan Laredo. Los tienes bien puestos...


Gracias Familia: por aguantarme.
Gracias amigos, como Casado y Juanitoooooooo.
Gracias, que es poco, para Rafa y Esther; y un abrazo para alguien tan grande como Alo, con la que espero terminar juntos la próxima.

Gracias, a todas las kabras, de la corta y de la larga... Y a ese Dani y JuanMa, que sin ellos no hubiera sido posible haber hecho esto.


Y Alfonso, contigo intentaré hacer algo cuando estés de vuelta. Pero antes, un abrazo y un perol.  Gracias kabrillas y kabrillos, por aguantarme con todas mis cosas.


Gracias Papi, por tus sabios consejos y enseñanza... Gracias a ti he hecho un ultra... Un abrazo de corazón. Y con tu permiso, me voy a comer un poco de queso en estos días y luego a seguir perdiendo kilos... Gracias, de corazón a ti...


JUAN ANTONIO LAREDO.

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