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miércoles, 17 de junio de 2015

DOS KABRAS EN LA TRANSVULKANIA DE 2014 (12-5-2014)


Este fin de semana 2 kabras, Paqui Serrano y yo, nos embarcamos, y nunca mejor dicho,
en la durísima ultratrail TRANSVULCANIA. A las 8:40 iniciamos el viaje hasta Málaga, donde dejamos el coche para coger un tren de cercanías (Victoria Kent)  hasta el aeropuerto. Primer avión hasta Tenerife. Luego transbordo a un nuevo avión hasta La Palma. Del aeropuerto, taxi hasta Los Cancajos a recoger el dorsal. 


Los dos primeros objetivos: Pisar la isla de la Palma y agarrar los dorsales. Conseguidos. El descanso previo: Zero Patatero.


De los Cancajos a Santa Cruz de la Palma, una "Guagua",  para coger una segunda guagua hasta Los Llanos de Aridane. 

Llegada a las 22:45 horas... Ahora a buscar el hotel y tratar de dormir un poco, para levantarse a las 2 de la mañana,  pues a las 3:00 salía el único autobus que ponía la organización para llevarte al sur de la Isla. No daba tiempo ni a cenar. Prácticamente, 22 horas de viaje seguidas, con un mínimo descanso de 2 horas y media para dormir. 

Y esa falta de descanso, se paga. «Dime lo que has dormido, y te diré lo que serás capaz de rendir en ese día». Y encima, sin posibilidad de encontrar algún bar abierto para tomar un café, que tuvo que ser sustituido por un chicle de cafeína. Lamentable "cambiazo" al que te someten las circunstancias,  pero ante el que no puedes elegir. 




Nuestras caras, un poema. No se puede venir peor a un trail. Pero un trail como éste, te redime, y te da la energia que te falta para que nunca te vayas de vacío al "valle" donde vives.


El ultratrail recorre cresteando toda la isla de la Palma,  partiendo desde el faro de Fuencaliente, a 15 m sobre el nivel del mar, y subiendo ininterrumpidamente durante 16 kms hasta el pico de  Las Deseadas, a 2.100 metros. 

El salir a las 6:00 de la mañana, te obliga a usar frontal y luz roja trasera. Tener la oportunidad de encontrarse en medio de un gusano de más de 2.000 corredores, todos con sus luces blancas y rojas, que tiene un kilómetro por delante y otro por detrás,  y va serpenteando de un modo mágico todas las montañas hasta el amanecer,  es algo, que como dice el eslogan, "NO TIENE PRECIO".  Bueno, lo tiene,  porque todo cuesta... ¡Pero vale la pena! 


Impresionante la serpiente de luces y de músculo desde el faro de Fuencaliente hacia el cielo estrellado.



Vives momentos únicos, y aunque estás en una cuesta dura y con difícil tracción sobre la arena volcánica, te lleva un flujo misterioso hacia arriba, que supera tu falta de sueño, de entrenamiento y tu exceso de peso, venciendo tu deseo de ser un ente ingrávido y subir como un dron equipado con cámara de vídeo, para no olvidar ni un solo encuadre del recorrido que se le está ofreciendo a tus ojos y a tus pies,  durante el resto de tu vida. 


Un vídeo con la música de AC/DC o de FrankStein (Nymphomaniac) y estas imágenes... Sería Demasieeeeé!!!


El extinto volcán Teneguía se nos queda a la izquierda,  pero nos deja unas vistas preciosas de sus efectos en las laderas y en los preciosos pinos canarios, algunos con piel de jaguar, que tienen la facultad de resurgir y rebrotar sobre sus raíces, cual Ave Fénix.  Es increíble cómo pueden vivir y haber sobrevivido sobre una tierra negra de cenizas que hace 38 años era puro magma incandescente.




El pino canario en los prados de cenizas volcánicas. La vida que se "abre" paso, ella sola. El hombre, insignificante.


Luego se baja hasta el Refugio del Pilar, donde termina la prueba de la media maratón, que solapa con la Ultramaratón, pero saliendo 30 minutos más tarde, prueba que ganaron los italianos: los hermanos Martín y Bernard Dematteis batiendo el récord de la misma y Elisa Desco, y que tuvieron que abrirse paso, desbordando a miles de ultreros que ocupaban su camino en cuello de botella, por lo que tuvieron que avanzar la mayor parte del tiempo fuera de sendero y jugándose la vida o una lesión, y a un ritmo infernal. A la vez, en ese punto, se iniciaba la Maratón que concluía en el puerto de Tazacorte.


Subidón hasta Deseadas, cresteo hasta el Roque, bajadón hasta Tazacorte, y luego la gloria en Los Llanos. Todo, pura adrenalina.


Desde el Refugio del Pilar se inicia una serie de ascensos y descensos, en rompepiernas, a toda una serie de volcanes apagados, como el pico de las Nieves, de la Cruz, etc. que van bordeando el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, que queda a la izquierda y a la derecha un impresionante bosque de Laurisilva, impenetrable e imponente, siguiendo fielmente el sendero de gran recorrido GR-135,  llegando hasta el Roque de los Muchachos, a 2400 m. de altitud, final de la subida y en donde el termómetro alcanzaba más de 35 grados, sin que apenas se notase ni una tímida brisa. Todo lo contrario que en el Faro de Fuencaliente, donde soplaba un vendaval frío a las 5 de la madrugada, que hacía que los corredores se apretujasen como pinguinos para evitar la ventisca, de la que curiosamente protegía el cajón de salida.

Desde el Roque, se inicia un descenso vertiginoso de 18 kms, pasando por el Time, para llegar al puerto de Tazacorte, a 0 m sobre el nivel del mar,  por uno de los senderos más trogloditas que puedan imaginarse, con un empedrado que se carga las piernas del marchador más fuerte. 

Desde Tazacorte, comienza un ascenso, en un principio suave, siguiendo el curso fluvial del torrente que desagua toda la caldera, en sus últimos tramos excavado en piedra sobre rocas sedimentarias compactadas (glabros) . ¡Precioso!.  El camino se va empinando cada vez más, para subir a los Llanos de Aridane, ofreciendo una vez alcanzada la localidad, una recta de 1.500 metros para esprintar hasta meta entre los aplausos de un público palmeño, volcado totalmente con su prueba.

Es posible que hubiera dos carreras. La de los tops, cuyos nombres ya quisieran muchos trails tener entre su lista de inscritos: Kilian Jornet,  Luis Alberto Hernando, Sage Canaday, Timothy Olson, Dakota Jones, Tofol Castanyer, Pablo Villa, Tom Owens, David López Castán, Javier Domínguez Ledo, Manuel Merillas, Jordi Aubeso, Anna Frost, Maite Mayora, Uxue Fraile, Emelie Forsberg, Nuria Picas, Fernanda Maciel, etc., etc. Echamos en falta a nuesto Zaid.


Posibilidad de ganar a Kilian en un trail, escasa... De  


pasármelo tan bien como él, muy alta.






En las mujeres, N. Picas y F. Maciel, al final no vinieron, y E. Forsberg, se cayó al principio de la prueba, retirándose,  por lo que Anna Frost no tuvo una rival seria que la inquietase, siendo escoltada por detrás por las dos corredoras vascas, Mayora y Fraile.

Y en hombres, los tres primeros, fueron a muerte para adjudicarse el triunfo, que se llevó al final el oscense Hernando, con 6:55:41, nuevo récord de la prueba, por delante de Kilian y Sage.

Fuera de todos estos extraterrestres, a los que yo no quito su mérito, y además, con "envidia cochina" por saber que hay pruebas que los mueven y a las que van como abejas al panal, aunque nos pillen bien lejos, o a las que por su efecto mediático, sea imposible ir,  porque están "petadas", como la Zegama-Aitzkorri..., están y estamos, como en una carrera distinta, todos los demás. Los que empezamos llegando con un crono desde las 9 horas hasta las 18 que daban como límite.

El recorrido es el mismo, o tal vez más duro, más removido, más lleno del polvo de los anteriores, más horas de calor, de esfuerzo, de deshidratación, de adaptación a los cambios de luz, de sufrir tal vez algún desabastecimiento por descuido de la organización, de cuellos de botella entre nosotros mismos, que durante todo el recorrido nos vamos haciendo la goma, al ir alternándose los buenos y los malos momentos que nos hacen cambiar entre andar y trotar,  y entre trotar y rodar...


No estamos exultantes. Nos han dado la medalla, pero nos hemos quedado sin Transvulcania. Volvemos a lo cotidiano, a los trasbordos, al trabajo... La medalla, no paga lo que viene después.


Esos corredores populares, venidos de todas las partes del mundo, son los auténticos jueces para dictar el veredicto de que una carrera es una gran prueba y no un montaje publicitario para hacer caja y vendernos la moto con grandes efectos mediáticos. Y esos jueces, dan el "sobresaliente" a la Isla de la Palma. Vale la pena venir desde cualquier parte del mundo para hacer el GR-135 y darle la vuelta a la impresionante Caldera de Taburiente, en muchos momentos, tan espectacular como el mismísimo Grand Canyon del Colorado. Los jueces, lo pasan mal... Llegan con ampollas, contracturas, golpes de calor, quemaduras del sol, deshidrataciones, etc., y mil historias más..., pero llegan, y a su modo, también triunfan, incluso más que los tops. Porque lo viven, y tal vez, por tener más tiempo para vivirlo, lo viven incluso más intensamente y de una forma más pura. 


Mi crono, de 15:18:29, no me dice absolutamente nada. Es el crono de Paqui, a la que fui acompañando, y que dadas las circunstancias en las que hizo la carrera, es un crono espectacular. Yo sólo quise vivir la Transvulcania, trasegando de volcán en volcán, y mirando hasta el último rincón de sus vistas con sus colchones de nubes, y la medalla que me llevé, la llevaba en mi retina y no sobre mi cuello. La del cuello, es un mero souvenir turístico, insignificante con respecto al gran espectáculo natural que es La Isla, y eso que soy biólogo y no geólogo, que en ese caso, fliparía, de puro síndrome de Stendhal. 



Los muros de la Caldera de Taburiente son impresionantes. Sólo tratar de imaginarte cómo se formaron y ya vuelas por el túnel del tiempo a través de millones de años. Es Flipante.


Transvulcania, eres puro trail,  grande,  concentrado. No te falta ni te sobra ni un sólo kilómetro, y por el camino, no falta ni sobra ni un sólo palmeño para darte ánimo, y vivir contigo ese esfuerzo que te vas dejando por el camino. Ni tampoco lagartos, un montón de "enrollaos".

Es una prueba completa, dura (muy dura si como este año, y más en 2013, te pilla una ola de calor) y preciosa. 100 % recomendable a todo el que se la pueda permitir. Incluso para un palmeño, que viva esta maravilla como algo cotidiano y que no tenga que hacer todos los trasbordos que tuvimos que hacer para meternos en el cajón mágico de Fuencaliente. 


Todos los finishers cordo-vulkanianos: Paqui, Menda, Francis Gil, Antonio Roldán, Miguel A. Moreno, Carlos Pérez y Antonio Ríos. Y el mayor, el más rápido. Un fenómeno, el Doc.


¡¡¡Toda una pasada!!!

JUANMA PEDROSA.


A veces, los populares producimos las imágenes más impactantes. Esto es una maravilla. Y estar allí, aún más.

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