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viernes, 12 de junio de 2015

¿KÓMO SOBREVIVIR AL ULTRATRAIL SIERRAS DEL BANDOLERO? (16-3-2014)


III   ULTRATRAIL   SIERRAS  DEL  BANDOLERO:  ERRORES  Y  ACIERTOS.

Más que un relato en primera persona de mi experiencia en la segunda carrera más larga de mi vida, después del UTMB, (Mont Blanc), voy a tratar de plasmar los errores y aciertos que me han sucedido en esta carrera, por si alguien quiere mirarse en mí como espejo para una incursión en el ultratrail para ésta u otras carreras. O, tal vez, no utilizarme nunca de espejo, sino de todo lo contrario.

Con toda mi ilusión una hora antes de la salida.

#Acierto1. DIVIDE Y VENCERÁS. RECORTA UN ULTRATRAIL EN MINI-TRAIL PEQUEÑITOS. Desde mi perspectiva de finisher, ésta es la principal enseñanza que se puede extraer de esta bravuconada. Más que enfrentarse a una carrera de 150 km, debemos plantearnos que sólo vamos a correr 15 trail pequeñitos de unos 10 km. Cada mini-trail, consiste en superar el tramo que va desde la salida de meta o de un avituallamiento, al avituallamiento siguiente. Así, si no te encuentras en buenas condiciones para terminarlo completo, puedes concluir en cualquiera de los puntos de escape, como Villaluenga del Rosario (km 32 y 108), Ronda (km 60) o Cortes de la Frontera (km 94). Cualquiera de esos tramos conseguidos, es ya para sentirse muy orgulloso del reto superado. Psicológicamente, es más fácil superar un trail de 10 km, por muy duro que sea, que uno de 150. Así que, objetivos pequeñitos, y a seguir sumando, mientras nos queden balas en la recámara, que curiosamente, conforme vamos consiguiendo objetivos pequeñitos, se van multiplicando ellas solas, por lo que cada vez estamos más fuertes. Esto, sólo te pasa en el trail. No trates de extrapolarlo a otros aspectos de la vida.



#Error1. NO PUEDES PRESENTARTE A UN ULTRATRAIL SIN HABERLO ENTRENADO. Yo lo hice. Bueno, venía de una temporada con pruebas pequeñas, como Calamorro y alguna prueba más larga como la carrera de Luisiana-Écija o la maratón de Sevilla. En estas circunstancias, el hacer un buen tiempo y que no te den tirones y contracturas es un milagro. Si pude terminar sin problemas, es porque mis piernas llevan ya muchas experiencias parecidas, y sus músculos tienen memoria histórica.



#Error2. NO SE PUEDEN USAR CORDONES DE GOMA. Elegí unas zapatillas que me resultaban cómodas contra las ampollas, pero más que para trail, las usaba para triatlones, donde las cuerdas de goma son útiles para ponerte las zapatillas rápido tras la transición de la bicicleta. Pero no esperaba que el camino de los bandoleros rezumara agua por todos lados. Consecuencia, en algunos puntos, el camino se convertía en un bebedero de patos. Si te pilla de noche, no siempre encuentras los desvíos alternativos previos al "mazacote"… y zás, entras en el fanguizal, y esa masa embarrada te roba tu zapatilla, pues su poder de succión es más fuerte que tus cordones de goma. Vuelta para atrás, a pie cojito y entre el barro, a buscar la zapatilla, de la que sólo se podía ver el agujero dejado por el pie. Y échale narices, para arrancar la zapatilla de allí. Trabajo de Hércules. Y esto me pasó tres veces más. Para volverse loco. Y además, una me pasó entre piedras. La zapatilla se encajonó entre tres piedras, con las que luego me tuve que pelear, y mi pie salió limpiamente. Menos mal que…



#Acierto2. SI TE DAN LA OPORTUNIDAD, LLEVA SIEMPRE UNAS ZAPATILLAS DE REPUESTO. Las coloqué para el kilómetro 108 (Villaluenga del Rosario), pero por ahí se pasaba también en el km. 32. “Por fi, déjeme coger mi bolsa, que me he quedado sin zapatillas”. No era cierto, pero no podía enfrentarme con esas zapatillas a lo que quedaba de recorrido. La organización me entregó mi bolsa, y me dio la vida. Así que dejé las Brooks-Cascadia 7 y sus  cordones de goma, y me cogí las Sálomon XtsLab 4, con sus cordones rígidos, que no permitirían a ninguna bestia inmunda de barro o de piedra robarme la zapatilla. "Muerto el perro, se acabó la rabia".



#Error3. SI SABES QUE TE PUEDEN SALIR AMPOLLAS, CONSIGUE ALGO PARA ROMPERLAS. Había pasado el tramo más malo, que es el 4º, el que va del puerto del Boyar (km 20) a Villaluenga del Rosario (km 32). Pero las Sálomon XtsLab 4 son zapatillas para competición con muy poca amortiguación. Resultado, muchas ampollas, causadas fundamentalmente en el antepié, por el apoyo sobre los vértices de las piedras, y en el talón por los múltiples aterrizajes de escalones, no aptos para reumáticos. Lo ideal sería llevar aguja e hilo insertado, y cuando en un avituallamiento, estemos hartos de ellas y tengamos "ganas de costura", atravesarlas con el hilo y cortar por ambos lados, dejando un cabito, para que no vuelvan a llenarse de líquido. Como no fui preparado con mi aguja e hilo, tuve que pedirle a los de Protección Civil que me dejaran una aguja hipodérmica para hacerles agujeritos. Al final, ellas y yo, nos hicimos amigos, y “nos soportamos” mutuamente. Son incómodas, pero no estamos aquí para remilgos.



#Acierto3. LLEVA SIEMPRE BASTANTES PILAS DE REPUESTO PARA EL FRONTAL. Si tus pilas son recargables, la potencia de la luz, a veces, se pierde antes de lo esperado. Y si la calidad de la luz no es buena, no te puedes enfrentar a un descenso como el lapiaz del Simancón o la bajada hasta Villaluenga. La primera novatada, la pagas. El descenso se va complicando, y llega un momento, que estás haciendo un trabajo de precisión con una luz que deja mucho que desear. Consecuencia, tirones, malas posturas que te generan contracturas, tropezones que a punto están de dar con tus huesos por el pedregal, malos apoyos sobre los vértices de las piedras... No esperes. Si para no pegártela necesitas una buena iluminación, párate, retira esa pila y ponte una pila nueva y potente. Hasta tus músculos te lo agradecen. Luego hay zonas más transitables donde puedes ir con la lámpara a media potencia. Vale, pero siempre con la seguridad de que si la cosa se pone chunga, pasas a luz plena o cambias la pila.



#Error4. NO RECORTES, SI NO SABES POR DÓNDE LO HACES. O MEJOR, NO RECORTES NUNCA. Iba con un grupito de amigos muy majos y cañeros, amantes del Raid, que conocí en el ultratrail del Genal. Por culpa de los cordones de goma, perdí el contacto visual con ellos, y no me quería quedar solo. Apreté la marcha con la intención de alcanzarlos, pero imposible. Revolucionado a tope, empecé a ver luces rojas de frontales delante mía. Un poco más tarde, veo las luces rojas a unos 8 metros por encima de mí, y un torrente transitable para llegar a ellas. Me dije, pensando que era un bucle, "ésta es la mía", para recuperar los metros que había perdido. Cuando llego a lo alto, me doy cuenta de que, lo que había visto, era la parte trasera de dos coches que habían pasado por la carretera que va paralela al sendero que conduce al Puerto del Boyar. Maldición. Y ahora a bajar y volver al sendero. Pero, en lugar de hacerlo por el arroyito por el que subí, decido triangular para ganar algo del tiempo perdido. Pero, ¿cómo se me puede ocurrir eso a mí, y de noche? Espinos, aulagas, piedras inmensas, camino cerrado, arañazos de todo tipo, hasta que mi pierna se introduce en un agujero de más de medio metro de hondo, con bordes como cuchillos. Resultado, una herida en la pierna izquierda de más de 12 cm, que no tenía por qué haberse producido. Soy  estúpido, sangro, me duele, encima  he tenido hasta suerte de lo que me podía haberme pasado por triangular por terreno salvaje… El sendero de montaña puede llegar a parecerte troglodita, y el del Parque Natural de Grazalema lo es, pero ese sendero, aún lleno de piedras, es la única opción viable para moverte por la montaña. Si hubiese un recorte transitable, yo se hubiera integrado en el sendero, porque los montañeros no son tontos. Si no lo hay, nunca trates de buscarlo, porque te meterás en un lío, cada metro, más gordo. Al final, llego al sendero, pero ya sabía que no podría enlazar con mis amigos. Esto no puede seguir así. He sido duramente castigado. Y me lo merezco. El tramo entre el km 15 y el 32 se está convirtiendo en un infierno. Menos mal que…



El corte en la pierna,  y los tobillos hinchados.



#Acierto4. LLEVA SIEMPRE LAS PIERNAS CUBIERTAS CON MEDIAS COMPRESIVAS O PERNERAS. Si hubiera llevado las piernas al aire, o con unas mallas de lycra, me hubiera dejado la pierna en la maleza. La media compresiva, me quitó más del 80 por ciento del corte, y además me permitió que la piel no se abriese, con lo que fue más fácil la cicatrización. Yo no soy partidario de las perneras ni de las medias compresivas para mejorar el rendimiento, porque lo que hacen es dificultar el retorno venoso a mis piernas varicosas, pero sí de que tales prendas protegen las piernas de las agresiones del terreno. Y si llevas espinilleras ligeras, mejor.



Mi medias de compresión y mis maravillosos cordones de goma



#Acierto5. LLEVA SIEMPRE ANTIINFLAMATORIOS PARA SALIR DEL ATOLLADERO. Si no venías en perfecto estado, o traías falta de entrenamiento, rápidamente el  trail, te va a hacer encontrar la horma de tu zapato. Pon en tu mochila antiinflamatorios. La zona de tu cuerpo que no se adapta al traqueteo que le estás metiendo, si ya estaba jodida, se jode aún más, y si no lo estaba, se jode igualmente. Y a continuación, se inflama. Al inflamarse, se hincha, con lo que la posibilidad de engarce de esa zona en el movimiento que se espera de ella, se dificulta todavía más, hasta hacerle prácticamente la vida imposible al corredor. Ante eso, necesitamos hielo o antiinflamatorios para reducir ese volumen. ¿Hielo? Imposible de conseguir en el puerto del Boyar, del Correo o del Viento. En mi caso, mi religión es el diclofenaco.  En el minitrail del Boyar a Villaluenga, mi fascia lata se tornó en pata de ganso y mis isquiotibiales y adductores en cartón-piedra. 200 mg de diclofenaco, que seguro que no es ni bueno para la salud a largo plazo, pero que me dejaron nuevo, y no volví a sufrir un tirón más en lo que quedó de prueba. Y eso que me quedaban 125 km.



#Acierto6.  SI VAS A CORRER, DEJA LOS BASTONES EN CASA. SI VAS A ANDAR, PUEDES LLEVARLOS. Está claro que las carreras son para correr, y los bastones sólo son para gente que no corre, y tiene tiempo, además de llevar su cuerpo por el camino, de llevar un bastoncito en cada mano, lo que obliga a la mente a saber dónde lo apoya, como si no tuviera ya de qué preocuparse. La evolución intelectual del hombre, tiene mucho que ver con la liberación de las manos del suelo y su íntimo desarrollo posterior con el cerebro. Si en cada mano pones un bastoncito, y las conviertes en tractoras, y tú en cuadrúpedo, estás perdiendo mucha inteligencia, y te aseguro que en el monte, hace muchísima falta. Mientras tu objetivo sea correr en todos los tramos llanos y en bajada, y para las cuestas técnicas no sirven los bastones sino los cuádriceps y los gemelos, deja de molestar a los demás en las salidas masivas y en los adelantamientos en sendero. Deja los bastones para los senderistas y para cuando seas mayor y hayas perdido tu capacidad de equilibrarte como bípedo y tu instinto de trote.


En plena ascensión en la jungla. ¿El Doctor Livingstone, supongo...?



#Error5. AUNQUE HAGA FRIO, NO DEJES EN NINGÚN MOMENTO DE HIDRATARTE. Está claro que el agua pesa, y es de idiotas llevar mucha agua para no bebérsela. Que te sobre siempre una poca, sí que es maravilloso. Esto hace que tengas que determinar perfectamente cuánto dura el tramo, que temperatura hará en él, y qué parte de agua y de isotónico debes de tomar. En un trail en el que siempre te van a dejar rellenar tu cámelbak en cada avituallamiento, no puedes cometer ni un sólo error, que como verás más adelante, puede tener unas consecuencias gravísimas. La cámelbak sólo admite agua, así que el isotónico lo llevaba en la mano. Al principio, en un bote de 500 ml. Luego en dos botellas de 330, una en cada mano, para ir equilibrado y tener una protección en las manos en caso de caída. Cuando se llega al avituallamiento, hay que chequear lo sobrado de agua en la cámelbak, así como el isotónico. Con el agua me hidrato en situaciones de calor y mucha sudoración. Con el isotónico recupero sales perdidas en la sudoración y consigo azúcar para superar tramos con viento o nocturnos en los que mi cuerpo está pasando frío. Tengo que combinar ambas, y de que lo hagas bien, depende muchísimo el éxito de esta empresa. En todo caso, si estoy haciendo ejercicio intenso, -y subiendo una cuesta, andando deprisa, ya puedo estar a más de 140 ppm-, estoy generando calor, que sale como sudor o vapor de agua, aunque no lo vea. Y esa agua perdida, necesito reponerla, lo antes posible. En el Puerto del Viento, cómo no, hizo muchísimo viento, con mucho polvo en suspensión, frío, y sequedad. Ese puerto termina en Montejaque. Hasta ahí bien. Luego hasta Ronda, sintiendo el viento, pero por fortuna, el camino, te protegía bastante de él. En Ronda, toda mi teoría y mi precaución se me va al garete. Fue por culpa del “efecto Pacoki”, que me sigue los talones, y nada más llegar a Ronda, quiero salir cuanto antes. Adelanté a Rubén y a Pacoki en el km 25, y curándome la herida, los veo aparecer en el avituallamiento de Villaluenga. Rubén, se quedó con problemas en el km 45, y Pacoki, que se iba recuperando de sus caídas, llegaba siempre a los controles cuando yo estaba a punto de salir. Salimos juntos del de Ronda, yo aún más fuerte que él, y se me ocurre darle uno de mis diclofenacos mágicos… ¡ainsss! Pero… ¡qué leches!, se me ha olvidado rellenar el agua de la cámelbak y me he dejado mis botellitas de isotónico en la mesa donde me he tomado dos colacaos calentitos. ¡Chungo, chungo!, y tengo 12 km por delante, al ritmo de un Pacoki resurgiendo, “milagrosamente”, de sus cenizas. A mitad de camino, (km 66), empieza a hacerme efecto la deshidratación. Pacoki se me va, y ya no lo vuelvo a ver más. El ritmo se me va al traste, y empiezan a adelantarme corredores en la subida a Benaoján. A uno de los que me adelantan, le tengo que pedir si no le importa darme un poco de agua, que estoy ”fritito”. Una de esas botellas blanditas. La bebo con desesperación, pero sin querer abusar para no dejarlo sin agua. Cuando llego a la estación de Benaoján, la cosa ya no va nada bien. Pierdo temperatura, mi cara está pálida, me ofrecen una manta térmica, y aunque ya he bebido, he repuesto la cámelbak y me he hecho con dos botellitas para rellenarlas de isotónico, el daño ya está hecho. Renuncio a sentarme mucho para no perder más temperatura, está amaneciendo y me dispongo a salir a correr para que mi cuerpo con el ejercicio coja temperatura y vuelva a la normalidad. Imposible…  A menos de 1 km de haber salido del avituallamiento, me encuentro que he perdido completamente la visión de mi ojo derecho. Posiblemente, por el viento lateral y su polvo en suspensión, y por la deshidratación, el epitelio de la conjuntiva se irritó y a mi globo ocular no pasaba más que una espesa superficie gris. Nadie, (no sé), puede imaginarse la cantidad de cosas que me pasaron por la imaginación. La más suave, abandonar los sobreesfuerzos tan bestiales de las ultras y dedicarme, exclusivamente, a las carreras populares. Un año y medio antes, en ese mismo sitio, en el Titán, había llegado a tener un desprendimiento de retina por ese brutal sobreesfuerzo peleando en la bici con el puerto del Boyar. Pero, no quise volver hacia atrás, sino que cogí el tubular y me lo puse en diagonal para que me tapase el ojo, pues tampoco podía ver con el otro bien con ese contraste tan brutal. Más de hora y media con un solo ojo, viéndolo todo en dos dimensiones, al no gozar de la estereoscopia que te da el tener dos ojos separados unos cm. Mi ritmo seguía cayendo, y mi mente elucubraba qué iba a decir al llegar al avituallamiento. Oftalmólogo no habría en un pueblo tan pequeño, Jimera de Libar, era sábado, y es posible que no tuviese ni consultorio médico. Tenía tanto miedo, que al final me entregué a la organización para que me dijeran si estaba en condiciones de seguir la carrera o debía de abandonar allí mismo. Pidieron por teléfono que fuese la ambulancia, que curiosamente, tenía el mismo médico que me había curado la herida en la pierna la noche anterior. Llegué a las 9 al avituallamiento, y hasta las 10 no llegó la ambulancia, y en esa hora de margen, tras lavar varias veces el ojo, usar un colirio y rehidratarme aún más a conciencia, mi ojo se deshizo de la catarata que tenía por delante y comenzó a ver bien. Al diablo todo lo que había pensado en el camino y todo lo que me estaba diciendo el médico, que no tenía mucha idea de lo que me había pasado. Los ultras no podían hacerme ese daño. Los triatlones, tal vez.  Quería salir a terminar Bandoleros, y a vengarme de toda la gente que me había mojado la oreja desde la deshidratación y en la hora que estuve esperando la ambulancia. Había cometido un error imperdonable, pero ahora se iban a dar cuenta de lo que es capaz de hacer una Kabra Loka cuando le pisotean su orgullo.



Con mi amigo Rubén. En el  km. 40, íbamos a pisar cadáveres como máquinas.



#Acierto7. SI NO TE ENFRENTAS A LAS BALIZAS TÚ SOLO, NO PODRÁS RECUPERAR TERRENO. Has tenido un bajón, y te han adelantado un montón de paketes, bueno, más paketes que tú, por lo menos. ¿Y ahora qué haces? Ir en grupo es más ameno, es casi imposible perderse, porque hay muchos ojos buscando balizas, y si alguna falta, por cualquier circunstancia, en grupo se puede repartir el terreno o las tareas y encontrar las siguientes. Pero, si la carrera te ha tocado la moral, y tú sabes que vales más de lo que la suerte te está dejando demostrar, debes ir solo, buscando balizas, sorteando piedras y metiendo toda la marcha que puedas para recuperar tu sitio en la vida y en la carrera. Para ser mindundi, apenas hay que esforzarse. Para ser un Mindundi de lujo, tienes que raspar hasta la última molécula de ATP para impulsarte hacia adelante. Y si encuentras más paketes en el camino, les dices “Hola y Adiós” y un puesto menos en la general. O sea, que al final, es todo el camino solo. Y te precipitas. Y te pierdes. Y tienes que volver hacia atrás a reorientarte. Te insultas, levemente, y continúas el camino por el sendero correcto, ese que está lleno de balizas redundantes,  justo cuando a ti ya no te hacen falta.



#Error6.  SI PIERDES LA DISCIPLINA EN LOS AVITUALLAMIENTOS, SOLO TENDRÁS PROBLEMAS. Si estás motivado, cuando llegas al avituallamiento, sabes lo que quieres, rellenas tu cámelbak y tus botellas de isotónico y si hay algo de lo que necesitas, lo coges. Y punto. Por ejemplo, en algunos, viene bien el café y la cocacola. En otros, mezclar la cocacola con según qué cosas, sólo te dará gastroenteritis y náuseas. Si tienes frío, una bebida caliente como un colacao, o un caldo, te vendrá bien. Si no, tampoco. El que haya pasteles, no quiere decir que tengas que comer pasteles. Ni tampoco arroz cocido, o sándwiches, o gominolas, o barritas de cereales. No hagas experimentos en un trail. Cualquier alteración de tu disciplina de crucero puede dar al traste con todo. Es mejor la fruta y lo natural, a lo sintético como los geles y las barritas envasadas. Y es preferible que la fruta esté entera y que te la peles tú, porque el que esté toqueteada por manos no limpias puede hacer que tu estómago y tripas reaccionen mal con los “artistas invitados”. Mi error en la primera parte de la prueba, fue no tener la suficiente disciplina. Llegaba y me sentaba, perdía tiempo, no de carrera, que en una distancia tan larga, da más o menos igual, sino de concentración. Todo lo que pares de más en un avituallamiento, tiene consecuencias terribles. El cuerpo pasa de estar muy caliente a quedarse frío por el parón innecesario, y salir, cuesta horrores. Nos entumecemos al sentarnos, y si la salida es en cuesta, como la mayoría de las veces en este trail, la recuperación todavía es más lenta, y ese parón sólo te habrá traído problemas. Ve al grano, repón tus sistemas de hidratación y come lo que necesites para llegar al siguiente avituallamiento, pero no pierdas ni un solo segundo inútilmente.



#Conclusión1. TODO UN CARRERÓN. Al alcance de todos los que le echen narices y se pongan en el arco de salida. Sólo tienen que seguir mis consejos y no cometer mis errores. Y si los cometen, éstos o de otro tipo, tener la suficiente valentía para solucionarlos sobre la marcha. Al final, la carrera me pareció cortita. Estaba totalmente motivado y disciplinado para hacer, trotando y rodando, 50 km más, y recuperar mi lugar sobre todos los paketes que me habían mojado la oreja injustamente. No pudo ser. Tal vez, ser el 75º de la general y el 5º de Máster 50, no esté nada mal para la cantidad de vicisitudes que me pasaron en esta carrera. Maravillosa la montaña y magnífica la Sierra de Grazalema y su Parque natural. Grandioso, el libro de la vida que es un ultratrail, y maravillosos todos los compañeros de camino que hacen que nunca estés solo, aunque en esta carrera, mi opción, tras perder a mis compañeros por culpa de unos ridículos cordones de goma y de una deshidratación de caballo, haya sido la soledad. Mi cuerpo y mi mente, contra el camino y la montaña. En este caso, he ganado yo. Pero, al final, siempre vencerá la montaña.


A las 12:31 de la noche, 30 horas y 31 minutos después de la salida. He llegado...



#Conclusión2 (y postdata). EHUNMILAK. Como decía mi amigo Alfonso, para quitarle hierro a una prueba, y convertirla en un mero trámite, "sólo tienes que ponerle otra más dura un poquito después". Y así es. 22.000 metros de desnivel acumulado y 168 km, hacen que mi segundo Ultratrail de las Sierras del Bandolero, haya sido sólo un mini-trail, para disfrutar. Y he disfrutado, de lo lindo. Muchas gracias, Remolino por tus balizas, y a todo el Club Tritón.

JUANMA PEDROSA

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